Amarras del corazón


El pensamiento es confuso casi siempre... y termina confundiéndonos. 

Si vivimos un momento bello no falta el instante en que nuestra cabeza nos dice: ¿Todo puede ser tan perfecto? ¡Algo tiene que andar mal

Si nos sentimos volando entre torbellinos de alegría con alguien, tiene que llegar nuestra mente a cuestionar: ¿Que tiene de malo? ¡No puede ser tan perfecto!

Si alguien es maravilloso... casi perfecto... ahí va "la razón" y te traiciona y le busca el minúsculo defecto.

¿Porqué no nos dejamos ser felices? ¿Porqué nos cuesta tanto desconectar la mente y dejar libre al corazón?

Analogía de un encuentro

El fuego es a la pólvora
lo que tu caricia es a mi piel.

El calor es al chocolate
lo que tus labios son a mi cuello.

El corazón es al cuerpo
lo que el amor es al alma.

El alma es al cuerpo
lo que eres a mi vida.

Sí... es real



El video habla por sí mismo, definitivamente para reflexionar...

Para ella, con amor

¿Una nueva vajilla, algún electrodoméstico, un peluche, chocolates, flores...? ¿Una cena, un vestido, unos zapatos de tacón? ¿Una serenata, un concierto romántico...? eso último tal vez... pero no me convenzo del todo.

Esos publicistas piensan que se han modernizado promulgando regalos para TODO TIPO DE MAMÁ... pero con la mía no atinaron ni un poquito.

En navidad el novio le dio el obsequio dentro de una caja, pesaba bastante y sonaba algo duro por dentro...

- ¿Será una caja de herramientas? -dijo ella con los ojos iluminados-

Supondrán su cara de decepción al ver un caro perfume... otro más para la colección de regalos lindos, pero desatinados, de gente que aún no la conoce bien.

Así que para éste domingo, en su día obtendrá............. un taladro, así es, y estoy segura de que le va a encantar porque ese es el tipo de regalos para una madre como la mía, aunque de vez en cuando si se le consienta con una ida al salón de belleza a que la mimen o con una elegante cena en familia.

A ver que tal resulta la sorpresita para éste 15 de Agosto, Día de las "mamacitas" como ella dice.

Persiguiendo tu piel

Una mariposa azul revoloteaba sobre su cabeza, y tras un doble giro se sumergió entre sus cabellos, en la profundidad de esa melena azabache en la que me pierdo de vez en cuando.

Me zambullí detrás de ella, buscándola cual Alicia tras su conejo blanco. Corría, flotaba, danzaba jugando sobre tu cabeza. 

La perdí, no encuentro la mariposa. Bajo suavemente por tu nuca, me deslizo por tu espalda haciendo círculos; no tengo prisa así que puedo explorarte mientras mantengo mis ojos abiertos en busca de esas alas azules. Salto a tu pecho y desciendo por cada uno de los músculos de tu abdomen.

Desde ahí puedo ver tu rostro, que me busca sin encontrarme. Llego a tus muslos y te doy un pequeño mordisco que te hace saltar... ya me viste, sí, aquí estoy, acurrucada en tu muslo derecho, robándome tu calor, sintiendo tu piel suave.

Creo que perdí la mariposa, quizá la ahuyenté, pero adivina que... no me importa, porque gané una excusa para sumergirme en tu piel.