Afuera

- Ya es hora, tiene que salir ya...

- No quiero, nooo quiero.

- Vamos mi amorcito, por favor, que ya estoy muy cansada.

- Que no, que no y que no... ahí está muy frío.

- Sosténgase porque voy a tener que sacarla a la fuerza.

- NO, a la fuerza no. Vamos mi amor, tienes que salir ya, sino te sacan a la fuerza.

- Ahí afuera hay mucha luz, es frío, y ya no estaré contigo.

- Tranquila mi amor, siempre voy a estar contigo, te amo demasiado para dejarte morir aquí adentro... por favor, te lo ruego, sal de aquí.

- Bueno, pero... ¿Me prometes que vas a estar conmigo?

- Si mi vida, puedes salir sin miedo. Aaaaaaaaaaahhh!!!

- ¡Es niña, es niña!


Y de esta forma, tras mucho esfuerzo nací hace 21 añitos un 31 de mayo. Nací azul... realmente no quería salir, pero por dicha mi madre no desistió y aquí estoy, afuera, donde hay frío y mucha luz... pero mil cosas más que por nada del mundo me querría haber perdido.

Claustro

Caía una gota, y luego otra, y cada vez se llenaba más la olla bajo aquella gotera, que sonaba incesantemente como un martilleo en mi cráneo, que se hacía tan insoportable como el hambre que me albergaba.

En las noches los aguaceros hacían imposible que consiguiera conciliar el sueño, cada vez habían más goteras en el cuartucho. Ya no tenía donde comer o cocinar, porque platos, vasos y ollas estaban llenos de agua llovida, que cada mañana usaba para bañarme. De todos modos, sin comida los platos se hacen inútiles, hacía una semana se me había acabado todo... ni siquiera una fruta a medio comer quedaba en mi basurero.

Pero no iba a salir, si salía me encontraban, y no iba a permitir que ellos ganaran. Lo único que me quedaba era mi libertad, y apenas pusiera un pie fuera de mi casa se acababa, porque me aguardaban en la calle... esperando a que me rindiera, pero soy más fuerte de lo que creyeron.

Los desvaríos aparecían más frecuentemente que la luz que se colaba por las goteras: Para que quiero libertad si vivo encerrado, para qué ganar sino como, ni duermo, ni respiro aire fresco desde hace meses... ya no sé a que huele el chocolate, o que tan dulce es el azúcar, o a qué sabe un buen vino tinto.

Desgraciadamente hoy la locura le ganó a la razón ¿O viceversa? y a rastras abro la puerta, que rechina retorciéndome hasta el hígado. El primer rayo de sol golpea mi rostro y siento que me quema... aaah como arde, que calor, que sed, que hambre, que...


— Buenas señorita, quisiera reportar un cadáver que lleva tres días tirado frente a la puerta de mi vecino. Nadie lo ha recogido y ya el olor se hace insoportable.

Enamorándome... otra vez



Primero hierve la leche, luego se le agrega el contenido del sobre y se mezcla. Se vierte en tacitas y se pone a enfriar, y tenemos un flan al instante... pero más que haberme hecho un postre es un mimo, casi como una caricia que le regalas a mi paladar, un dulce que me susurra cuánto me amas.

Paseamos de la mano, frotas tu mano contra mi brazo para darme calor, porque sientes cómo mis poros se cierran y la piel se me pone de gallina por el viento helado. Te aferras con el otro brazo a mi cintura, y sigues caminando a mi lado, tan cerquita que siento tu calor deteniendo el aire.

Tu cabello mojado, tus ojos que me sonríen, tus abrazos fuertes, tu silencio profundo tan lleno, , todo tú me encantas... esos ínfimos detalles que te hacen ser mi luz y mis suspiros, aunque tu no los veas ahí estan, enamorándome de tí... otra vez. 

Comezón

Pacha Mama está cansada de las garrapatas que tiene encima, que ya le están dando fuertes alergias, infecciones y una gran comezón... así que está empezando a desparacitarce.


El otro día le picaba el ombligo, y cuando se rascó produjo un terremoto en Chile. Más tarde le picaba una oreja y rascó a China, donde se produjo otro terremoto. Luego se extirpó una picadura y en Islandia un volcán sigue causando estragos.

Y las "pobres e inocentes" garrapatas siguen en su lucha de sacar hasta la última gota de sangre de la Madre Tierra, exponiéndose a que ella se enoje o se ponga triste, y se produzcan rayos, tormentas, huracanes e inundaciones de gigantescas lágrimas saladas.

Por ser sordas y ciegas, las garrapatas no se dan cuenta del dolor que están causando, y no entienden la súplica de una tregua que su hospedera les solicita... ojalá esas garrapatas tuviesen todos los 5 sentidos que los humanos deberíamos usar... tal vez así entenderían que se puede vivir "civilizadamente" sin matar a quien nos alimenta...

Todo un arte...



Música: Salsa con Coco, versión del Gran Combo de Puerto Rico.
Lugar: La sala de mi casa.
Bailarina: Yo.
Impulso: Demasiadas ganas de bailar y hacer feo.

Y se abren los telones frente al gran espejo de la sala de mi casa, que de casualidad hoy está sola; agarro el gran micrófono (el cepillo para el cabello), y se pronuncian las palabras claves : Música maestro (le doy play a la canción en la pc).

Contoneo la cadera, la cintura, muevo los pies con la música... por allá se me escapa un meneo de hombros, y un jugueteo con mi cabello. Y un, dos, tres... camino hacia el espejo gesticulando la canción, cantándola a todo galillo.

Meto el estómago, saco el trasero, y me muevo lentamente en el espejo, giro, muevo fuertemente las caderas. Ya estoy empezando a sudar. ¡Es cansado esto de ser artista!

Se me viene un chispazo a la cabeza: No revisé si las cortinas estaban bien cerradas, y están al puro frente del espejo... osea a mis espaldas. Me vuelvo bruscamente y veo un par de ojos que se asoman por una rendija que quedaba entre las cortinas. Llego rápidamente a la ventana y ya se había esfumado, y ni rastros de quién fue. Salí de la casa a buscar a mi fisgón, pero como si no existiera... como si me hubiese imaginado ese par de ojos café, redondos y atentos.

Cierro bien las cortinas, y regreso a mi escenario, porque el show debe continuar...

♫"Y después caballeros que me toquen salsa, que me toquen salsa si,
que me toquen salsa... salsa con coco"♫

Distancia

Me siento a tu lado
siento un cosquilleo en el vientre.

De tu boca sale un dulce ¡Hola!
que como una ola de mar me atrapa.

Yo te regalo esta sonrisa
que te está deshaciendo.

Me volteo, te callo con un beso,
y sientes que la flecha de mi amor cayó en tu corazón.

Más y más te deseo locamente,
mas no puedo realmente tenerte…
Pues aunque te abra mi corazón
no habrá modo de disminuir la inevitable separación.

Por ahora me basta con besarte
para que la vasta distancia desaparezca un instante.