Escondidas


Si todo fuese tan fácil cómo jugar a las escondidas...perderme por un ratito y que corras a buscarme, y ambos huyamos juntos, sin importar realmente quién gane el juego. Pero llevo mucho tiempo de haberme escondido por última vez, y he esperado amargas horas a que me vengas a buscar, sin embargo no has aparecido...estoy segura de que ya no aparecerás.


Yo ya salí de mi escondite, diciéndote que no esperaría más a que te dignaras a buscarme.
Hubiese sido menos difícil si me hubieras dicho que ya no querías jugar en éste torbellino de ilusiones; pero como el "hubiera" no existe, sólo me queda quedarme con el pecho apretado y con ganas de llorar, y afrontar que preferiste jugar solitario que a las escondidas...

Manjar

Apenas despunta el alba y ya el gallo ha cantado varias veces. Ella se levanta con dificultad, ya los años no la dejan moverse con libertad; camina lentamente al baño, se lava la cara y las manos, y se dirige a la cocina. Abre la puerta trasera de la casa y llega al corredor en donde está la máquina que la hace iniciar el día: La moledora de maíz.

Toma de una palangana enorme los granitos de maíz, que se habían estado remojando en agua para que se suavizaran. mete un pequeño puño en la máquina y empieza a girar la palanca, muele el maíz una y otra vez hasta que tenga la textura ideal.

Cuando está lista la masa empieza a palmear las mejores tortillas que he probado en mi vida, pone la pelotita de masa en el centro de su mano y la va extendiendo con golpecitos. Y cuando está lista la primera la hecha en el comal que ya está caliente en la cocina de leña.

Una a una van saliendo humeantes, suavecitas, gruesas...

Cuando me levanto lo primero que hago es ir a la cocina en busca de tortillas, las caliento en la cocina de leña y les pongo natilla casera por encima, de las vacas que tiene la finca de mi abuela; la natilla se deshace un poco por el calor y queda un delicioso manjar.

Benditas manos que después de alimentar tantos hijos aún desean cocinar para sus nietos...

Silencio

Existe un silencio que va más allá de la ausencia de sonido, de la falta de palabras...porque a veces hablamos, nuestros labios pronuncian sonidos: palabras; pero hay una ausencia de verdades, de expresar nuestros verdaderos sentimientos, y ambos lo sabemos ... pero callamos, y seguimos "conversando", como siempre, como si nada pasara.

(Hace muuucho tiempo publiqué esta entrada, y me disculpo por los que ya la habían leído, pero es exactamente lo que me pasa en éste momento... )

Luna

Majestuosa sale tras la montaña,
grande, imponente,
amarilla como nunca antes la había visto
y tan cerca que podría correr hasta ella
y rozarla con mis dedos,
cobijarme en un rincón
y jugar a las escondidas con el universo.


Tantas veces me has arrancado suspiros
y hoy sólo deseo contemplarte,
sin pensar en nadie más,
únicamente me regocijo, me asombro al verte.

Alegrar la vida

En definitiva la diversión, los amigos, las fiestas, los paseos... me ayudan a distraerme y la tristeza va poco a poco disipándose.

Al son de una buena salsa
contonéo mi silueta
meneo los hombros
conecto mi cuerpo al ritmo
de hasta la última melodía.

Cantando me paso el día,
tomo el sol en la arena
bronceo mi blanca piel
escuchando la serena
canción que el mar me regala.

Fuertes abrazos,
dulces sonrisas,
palabras de cariño,
y una buena compañía.

¿Hay mejor manera de alegrar la vida?

Cambios...

Él:
-¿Qué vas a hacer más tarde?
Ella:
-Estoy ocupada
Él:
-¿Qué tienes que hacer?
Ella:
-Cosas mías, ¿Para qué quieres saber?
Él:
-No...por nada
(Silencio)
Él:
-¿Me has extrañado?
Ella:
-Debes saber que mi vida no acaba en ... no eres el único que me quiere, o el único que me amará.
Él:
Yo...hasta luego

Y Él caminó cabizbajo, mientras Ella apretó sus dientes... y su corazón, y por primera vez logró dejar de llorar al verlo partir.

Nuevo horizonte...

Ver un amanecer en la montaña,
o reír a un niño,
comerse un delicioso pastel de chocolate
o encontrar un camino perdido.

Saltar en paracaídas,
no, mejor bailar hasta perder el aliento,
soñar cada noche
e inventar algún cuento.

Regalar muchas sonrisas,
llorar mucho de alegría;
repartir mil abrazos,
y cantar fuerte a viva voz.

Y besar, y besar,
dormir y desvelarse,
querer y dejar quererse,
amar y dejarse amar...

¿Qué nos deparará éste año?