Escondidas
Manjar
Toma de una palangana enorme los granitos de maíz, que se habían estado remojando en agua para que se suavizaran. mete un pequeño puño en la máquina y empieza a girar la palanca, muele el maíz una y otra vez hasta que tenga la textura ideal.
Cuando está lista la masa empieza a palmear las mejores tortillas que he probado en mi vida, pone la pelotita de masa en el centro de su mano y la va extendiendo con golpecitos. Y cuando está lista la primera la hecha en el comal que ya está caliente en la cocina de leña.
Una a una van saliendo humeantes, suavecitas, gruesas...
Cuando me levanto lo primero que hago es ir a la cocina en busca de tortillas, las caliento en la cocina de leña y les pongo natilla casera por encima, de las vacas que tiene la finca de mi abuela; la natilla se deshace un poco por el calor y queda un delicioso manjar.
Benditas manos que después de alimentar tantos hijos aún desean cocinar para sus nietos...
Silencio
(Hace muuucho tiempo publiqué esta entrada, y me disculpo por los que ya la habían leído, pero es exactamente lo que me pasa en éste momento... )
Luna
grande, imponente,
amarilla como nunca antes la había visto
y tan cerca que podría correr hasta ella
y rozarla con mis dedos,
cobijarme en un rincón
y jugar a las escondidas con el universo.
Tantas veces me has arrancado suspiros
y hoy sólo deseo contemplarte,
sin pensar en nadie más,
únicamente me regocijo, me asombro al verte.
Alegrar la vida
Al son de una buena salsa
contonéo mi silueta
meneo los hombros
conecto mi cuerpo al ritmo
de hasta la última melodía.
Cantando me paso el día,
tomo el sol en la arena
bronceo mi blanca piel
escuchando la serena
canción que el mar me regala.
Fuertes abrazos,
dulces sonrisas,
palabras de cariño,
y una buena compañía.
¿Hay mejor manera de alegrar la vida?
Cambios...
-¿Qué vas a hacer más tarde?
Ella:
Él:
-Cosas mías, ¿Para qué quieres saber?
-No...por nada
(Silencio)
Él:
-¿Me has extrañado?
Ella:
Nuevo horizonte...
o reír a un niño,
comerse un delicioso pastel de chocolate
o encontrar un camino perdido.
Saltar en paracaídas,
no, mejor bailar hasta perder el aliento,
soñar cada noche
e inventar algún cuento.
Regalar muchas sonrisas,
llorar mucho de alegría;
repartir mil abrazos,
y cantar fuerte a viva voz.
Y besar, y besar,
dormir y desvelarse,
querer y dejar quererse,
amar y dejarse amar...
¿Qué nos deparará éste año?