Como perrito faldero se acercaba él a su enagua, intentando meter mano sin que ella lo notase realmente. Un par de palabras genéricas, como plantillas gastadas que ha repetido mil veces:
¿Cómo te llamas? ¿Andas sola?
¡Que linda te ves!
¿Qué estás tomando?¿Te invito a un trago?
¡Que linda te ves!
¿Qué estás tomando?¿Te invito a un trago?
Luego de unos minutos ella se siente mareada, va al baño y arroja en el lavatorio todo lo que había tomado. Se sentó en el sanitario y respiró profundamente un par de veces, hasta que las paredes dejaron de girar. Volvió a acercarse al lavatorio, se enjuagó la boca, tomó bastante agua y se mojó la cara para despertar de su alcohólico transe.
Salió del baño y él la esperaba, con su cara babeando, y sus manos hirviendo en deseos de tocarla, rozar su piel desmezuradamente. Pero cuando sus labios intentaron acercarse a los de ella, y los dedos a su falda... sólo recibió un golpe de dura realidad que lo mandó al suelo: Una cachetada de una conciencia femenina que volvió a la lucidez.
6 Reflejados:
jeje, si esque el alcohol, tiene eso, nos arrebata la verguenza.
y claro cuando vuelve... pasa esto jajaja..
bonita y dura historia.
un besazo.
Pues menos mal, porque hija, a mi me da mucho miedo cuando la gente pierde el control :)
Besicos
No los cerré Nayu, es el maldito blog que siempre da problemas y a veces no salen los post. Pero si pinchas en la entrada en concreto ahí, estan.
Gracias por postear aunque sea en otra.
un beso.
Esa rapidez en la recuperación de lucidez está muy bien que la tenga.
Vamos, intentar aprovecharse de una chica de esa forma... qué capullo :D
Besos.
Está bien el final de tu relato, sólo que a veces no sucede que éste sea el final.
Sí, estuve cerca de tu tierra, pero muy pocos días. Si voy a tu país te escribiré, no lo dudes.
Un beso.
Algunos hombres piensan que "todo el monte es orégano"...
Ella hizo bien en ponerlo en su sitio.
Saludos
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