Como perrito faldero se acercaba él a su enagua, intentando meter mano sin que ella lo notase realmente. Un par de palabras genéricas, como plantillas gastadas que ha repetido mil veces:
¿Cómo te llamas? ¿Andas sola?
¡Que linda te ves!
¿Qué estás tomando?¿Te invito a un trago?
¡Que linda te ves!
¿Qué estás tomando?¿Te invito a un trago?
Luego de unos minutos ella se siente mareada, va al baño y arroja en el lavatorio todo lo que había tomado. Se sentó en el sanitario y respiró profundamente un par de veces, hasta que las paredes dejaron de girar. Volvió a acercarse al lavatorio, se enjuagó la boca, tomó bastante agua y se mojó la cara para despertar de su alcohólico transe.

Salió del baño y él la esperaba, con su cara babeando, y sus manos hirviendo en deseos de tocarla, rozar su piel desmezuradamente. Pero cuando sus labios intentaron acercarse a los de ella, y los dedos a su falda... sólo recibió un golpe de dura realidad que lo mandó al suelo: Una cachetada de una conciencia femenina que volvió a la lucidez.
 
 
 Aún no me lo creo, trabajar bailando, es pagarme por algo que amo y no que me doy el tiempo para hacerlo
Aún no me lo creo, trabajar bailando, es pagarme por algo que amo y no que me doy el tiempo para hacerlo  ¿Realmente las relaciones de hermanos deben ser de peleas? ¿Es una ley irrompible que los hermanos se lastimen unos a otros? ¿En alguna etapa de la vida ese círculo de descarga de sentimientos negativos acaba?
¿Realmente las relaciones de hermanos deben ser de peleas? ¿Es una ley irrompible que los hermanos se lastimen unos a otros? ¿En alguna etapa de la vida ese círculo de descarga de sentimientos negativos acaba?
 
 
 
 
 
 
 
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