Carta a la ternura

El lápiz se desliza sobre el papel, esculpiendo palabras sublimes, inocentes, de un profundo amor infantil.

Sus dedos resbalan en la madera pintada de amarillo, y el gris dibuja una flor en el papel. Su mirada se pierde por la ventana del autobús. Se abstrae en sus ilusiones sin percatarse del bochorno que nos aqueja a los demás pasajeros, ahogándonos tras un mar de ventanas cerradas que nos protegen del diluvio que hay fuera.

Carita de esperanza, de cándido amor que imprime tras unas frases para su amada. Aún con su uniforme de escuela piensa en ella de regreso a su casa. Incipiente ternura y atracción, primeros vestigios de amor de un niño.

Lejos del aparador


En ocasiones el corazón sale a la calle en busca del mejor postor, quién lo lastime menos, le brinde amores pasajeros, superficiales, que lo emocionen un ratito, quien le pueda comprar más felicidad.

Y hay otros corazones que salen a cazar corazones frescos, tiernos, vulnerables, que estén desesperados por ser mimados, pagando un bajo precio por altas ganancias.

A veces el corazón se vende en las esquinas para tener un poquito de "amor", porque la necesidad de la compañía se hace más fuerte que el beneficio de la soledad.

Hace tiempo dejé de mostrar mi corazón, como en un aparador, porque me di cuenta de que los corazones que valen la pena no salen a cazar, son más observadores y pacientes, están guardaditos esperando otro corazón que lata a su ritmo, que sea más real que los de las vitrinas.

Aquí...extrañándote

La incertidumbre en tu auscencia
es el desvelo de mi pecho
insomnio en mi corazón
que no descansa... hasta verte.


Grito al aire que te amo
espero en sigilo
y un murmullo en los árboles me responde
paciencia... mañana estaré en tus labios.

Vestigios de verde


-  Maaa... me duele respirar.

- Lo sé mi amor, es que éste aire está muy limpio, y tu naricita no está acostumbrada.

-¿Como dijiste que se llama eso mami?

- Bosque dani, bosque. Ves que hay muchos árboles, flores, pajaritos... ¿Oyes el río?

- Mmm no mami ¿Cómo suena?

- Como agua que corre entre piedras,  que juega entre plantas.

- Ah, es lo que suena como si lloviera...

- Sí, eso mi amor.

Se adentraron hasta encontrar el río, dani se resbaló pues nunca había caminado en zacate húmedo, ni entre tierra y piedras, pero su madre la sostuvo para que no cayera.


- Mami el agua es transparente, como la que sale del tubo de la casa.

- Sí mi amor, así deberían ser todos los ríos. ¿Te querés meter a nadar?

- ¿A nadar? ¿En un río? Pero nunca me has dejado... ¿No se supone que me puedo morir si trago agua ahí adentro?

- En éste no... está limpio. Vamos, yo me meto con vos.

Y dani nadó por primera vez en un río, limpio, rodeado de bosque y respirando aire puro. ¿Sus hijos aún alcanzarán a tener esta experiencia?