



Toma de una palangana enorme los granitos de maíz, que se habían estado remojando en agua para que se suavizaran. mete un pequeño puño en la máquina y empieza a girar la palanca, muele el maíz una y otra vez hasta que tenga la textura ideal.
Cuando está lista la masa empieza a palmear las mejores tortillas que he probado en mi vida, pone la pelotita de masa en el centro de su mano y la va extendiendo con golpecitos. Y cuando está lista la primera la hecha en el comal que ya está caliente en la cocina de leña.
Una a una van saliendo humeantes, suavecitas, gruesas...
Cuando me levanto lo primero que hago es ir a la cocina en busca de tortillas, las caliento en la cocina de leña y les pongo natilla casera por encima, de las vacas que tiene la finca de mi abuela; la natilla se deshace un poco por el calor y queda un delicioso manjar.
Benditas manos que después de alimentar tantos hijos aún desean cocinar para sus nietos...
Existe un silencio que va más allá de la ausencia de sonido, de la falta de palabras...porque a veces hablamos, nuestros labios pronuncian sonidos: palabras; pero hay una ausencia de verdades, de expresar nuestros verdaderos sentimientos, y ambos lo sabemos ... pero callamos, y seguimos "conversando", como siempre, como si nada pasara. (Hace muuucho tiempo publiqué esta entrada, y me disculpo por los que ya la habían leído, pero es exactamente lo que me pasa en éste momento... )
Tantas veces me has arrancado suspiros
y hoy sólo deseo contemplarte,
sin pensar en nadie más,
únicamente me regocijo, me asombro al verte.
Ver un amanecer en la montaña,
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